José Fernández, hoy en el instituto. Imagen de Pablo Gómez
Fin de curso en el Instututo de Enseñanza Secundaria Bernaldo de Quirós. Curso que se ha caracterizado por la normalidad y la tranquilidad, según nos dice José Fernández, director del centro. «Parezco la Pantoja», bromea ante la atención mediática que está recibiendo desde hace un par de días. El motivo: la lectura del pregón que hoy, a las 19:30, dará comienzo a las fiestas de San Xuan. Nos recibe en su despacho, a pocas horas del evento, para conversar sobre la imagen de Mieres y la evolución del instituto.
¿Es la primera vez que da usted el pregón?
Sí. Espero que la última (sonríe).
¿Por qué?
Me cogió un poco el Alcalde con el paso cambiado.
¿No le gustaría repetir?
No. Las cosas, con una vez, sobran.
¿Cuánto le llevó la preparación?
Me llevó mucho trabajo. Siempre digo que para escribir cinco líneas hay que leer muchos libros. Aunque después te resulte más fácil y tengas mas o menos experiencia o habilidad, tengas un bagaje cultural que te facilita las cosas… Pero sí, lleva tiempo.
¿Cómo ve José Fernández el Mieres de hoy día?
Estamos echando demasiadas cuentas de memoria. O ninguna, también cabe esa posibilidad. Ahora mismo esta ciudad tiene demasiada indefinición.
Esa es una de las cosas que apunta en su pregón para San Xuan. ¿Por dónde podemos empezar a buscar esa definición?
Yo buscaría, por ejemplo, la recuperación del patrimonio minero, que no es un montón de basura. Buscaría la explotación de las minas, el interior y el exterior. Haría un foco cultural que abarcará todo el concejo. La industria de servicios, en Mieres, está muy bien. Hace falta montar industria transformadora, por ejemplo, porque el sector primario se acabó. Hay que fijarse en los bosques, el monte. Hay que trabajar en el medio ambiente.
Desde fuera no suele asociarse a Mieres con ese aspecto medioambiental.
No. Pero tiene mucha riqueza forestal, por ejemplo. Tiene mucho potencial. El problema de Mieres no es que tenga muchas o pocas posibilidades, es que no se buscan. Se administra lo que es fácil de administrar, que es repartir dinero. Pero no es repartir dinero; los presupuestos municipales están para generar riqueza, no para repartirlos. Y eso cambia todo.
¿Qué balance hace del presente curso en el IES Bernaldo de Quirós?
Normal, muy bueno.
¿Normal o muy bueno?
Si es normal, es muy bueno. Los profesores trabajaron muy bien, no hubo un índice de absentismo alto. Los alumnos muy bien, de acuerdo con lo que son, totalmente normales, equilibrados y ponderados.
¿Qué tal las relaciones con la Consejería de Educación?
Humanamente buenas y administrativamente normales. El curso es un curso bueno. Para que sea un curso difícil, tienen que darse un cúmulo de circunstancias aquí en el instituto. Entre otras cosas, por ejemplo, que tengamos problemas de sustitución de profesores. Pero no hubo ningún problema.
Póngame algún ejemplo de curso que haya sido difícil.
Cuando hicimos toda la obra del Instituto, organizar los cursos -a lo largo de cuatro años- fue muy difícil. La primera reforma profunda que yo le metí al centro fue cuando empecé la dirección, cuando traje la Escuela de Idiomas a Mieres y había 3.000 alumnos en el Instituto. ¡3.000! Durante cinco, seis o siete años. Fue un trabajo muy intenso, muy bien organizado y muy riguroso. Y sí, fueron cursos difíciles, pero de trabajo; no de desorganización.
¿Qué tal se comunican con el Ayuntamiento?
Bien, yo creo que son relaciones cordiales, educadas. Bien. Ellos saben que yo estoy a disposición del ayuntamiento para todo -siempre estuve, dentro- y ellos a mí me ayudan también, cuando pueden y cuando lo solicito.
Ahora tienen la casa Duró a disposición del centro…
Vamos a tener la Casa Duró como un aula más del centro. Es un aula, solamente que se llama Casa Duró.
¿A qué la van a dedicar?
Pues a la cultura como recurso educativo. No va a ser un foco cultural, como la Casa de la Cultura. Es un aula, que, gracias a dios, podemos especializar.
¿Qué posibilidades tiene el edificio?
Todas las que le quieras dar. Para hacer exposiciones, para dar clase… Es muy cómoda. Es un aula que, lógicamente, va a ser muy especializada porque será para los chicos que trabajen todo el tema del arte, la pintura, la música. Se podrán dar conferencias… Va a ser una plataforma para Mieres, no es para el centro. Va a ser una plataforma para los niños, un aula más, y luego para los ciudadanos. Incluso yo creo que, en algún momento, los ciudadanos podrán venir por la mañana a estudiar a la Casa Duró. O a ver algo, o a trabajar. O a compartir aula con los niños.
¿Está diciendo que también podría servir como centro de estudios para la gente del municipio?
Si tenemos recursos, sí. ¿Por qué no? Como en el Instituto: la gente puede venir a estudiar a la biblioteca del instituto o a ver el museo. Siempre estuvimos a disposición de la gente de Mieres. Lo que pasa es que a este santo hay que vestirlo; yo no puedo decir alegremente “la Casa es mía”. Hay que prepararlo. Más que nada, lo que quiero es hacer las cosas bien para que no se produzcan posibles malos entendidos.
¿Qué tipo de malos entendidos?
Que tú estés trabajando y mañana venga otro y diga “no hombre, esto te lo quitamos”. Hay que darle forma administrativa. No creo que haya problemas, porque el Ayuntamiento siempre fue muy bueno con nosotros.
Sabrá usted que la Asociación Santa Bárbara también quería la Casa Duró.
Santa Bárbara es distinto de nosotros. Es una asociación que está haciendo una labor muy meritoria por Mieres. Es un poco anónima, pero está haciendo una labor muy meritoria. Son funciones y fines diferentes. La Casa Duró fue comprada pensando en el Instituto, en el año 80. Luego les gustó a ellos (la Corporación Municipal) y se quedaron con ella. Pero Rogelio -el arquitecto- la rehabilitó para toda la obra del instituto. Lo que pasó luego fueron avatares políticos, lo de siempre. Ahora tenemos esa oportunidad y volvemos a ella otra vez. Es un ‘cogollín’ cultural: la Plaza del Carmen, la Capilla del Carmen, la Casa Duró y el instituto. Es el plan primitivo, retomar lo que fue la idea principal en los años 80.
¿Se ha notado masificación en las aulas este año?
No. Va todo normal.
Ya sabe usted que se alzaron voces críticas sobre los inconvenientes que conllevaba aumentar el ratio de alumnos por aula.
Nosotros no. Hacemos un grupo un poco menor y otro un poco mayor… Lo que sí se notó fue el horario de los profesores. Eso se nota mucho, que es un horario agobiante.
Había quien se preguntaba qué perjuicio suponía una hora o dos más de clase.
Eso lo dice el profano, el que no conoce la enseñanza por dentro. Dicen que sólo trabajamos una hora más, o que no trabajamos nada y tenemos muchas vacaciones. Tonterías de esas. No, no; es agobiante porque dos horas más son 100 alumnos más. Es decir, no se trata de trabajar dos horas más. Tienes que corregir 100 exámenes más, dar clase a 100 alumnos más… No se trata de dar más o menos clase. Se multiplica todo.
El director del IES Bernaldo de Quirós, en su despacho. Imagen de Pablo Gómez
¿Cuántos alumnos tuvieron matriculados este curso?
Unos 600.
¿Hay alguna novedad importante para el año que viene?
No, nosotros montamos el curso normal. Este es un instituto de provincias, en una villa de provincias. Somos normales. Procuraremos ofertar lo mejor: bilingüe, desdobles, apoyos… Todas estas cosas. Pero bueno, están las plantillas todavía sin definir. Hay que esperar.
¿Cuándo se configuran estos planes?
A finales de junio y en septiembre.
Además de dirigir el centro, imparte usted clases de Lengua Castellana y Literatura. ¿Es verdad que los estudiantes vienen, cada vez, menos preparados?
Yo creo que no. Eso ya lo decían los griegos, los romanos, los siguientes y los anteriores. Yo creo que son tópicos que no sirven para nada y que a lo mejor, en muchos casos, son disculpas para alguna incompetencia. Pero vamos a ver: si los hombres somos lo mismo desde la Edad Media hasta ahora, ¿qué diferencia va a haber? Si las diferencias que tenemos son mínimas. El ambiente, la circunstancia, es distinta; pero ¿qué diferencia habría, si yo te sitúo a tí 30 años atrás? Pues eras un niño, igual que estos. ¿Se preocupan los niños por el futuro? No, los niños se ocupan por el presente; y algunas cosas del presente, no todas.
¿Qué hay de la comprensión lectora o capacidad de concentración? ¿Cambian esas habilidades?
Bueno, eso depende. Hay etapas. Unas veces se trabaja más eso y otras veces se trabaja menos. Yo, por ejemplo, insisto mucho en la comprensión lectora, en que sepan deducir o rescatar ideas de un texto, que lo entiendan…
¿Cuál es el punto flaco de los estudiantes que llegan ahora al instituto? ¿En qué necesitan mejorar?
La sociedad les vende que todo en la vida es fácil. Y la vida es muy dura y muy difícil. La vida no es la frivolidad de Telecinco. En eso sí creo que se les están poniendo pilares falsos. Pero bueno, unos tienen más facilidades y les ayudan más los padres y otros los sueltan y no les ayudan nada.
¿Están los padres más o menos implicados que antes?
Más, más concienciados. Pero también volvemos a lo de siempre, rehuyen las dificultades para los hijos. Antes estaban menos concienciados, pero te decían “tienes que estudiar para no llevar la vida que yo tengo”. Pero no venían a preguntar por los niños, el estudiar era más espontáneo. Estudiabas si querías. Se perdían muchos valores.
¿Y ahora?
Ahora los padres lo quieren todo más fácil para sus hijos y vuelvo a decirlo otra vez: es mentira. Entonces tenemos una clara diferencia: buenos estudiantes son aquellos que tienen padres que saben lo que es estudiar y la vida. Y malos estudiantes son los que tienen unos padres que les dicen que la vida es un camino de rosas. La vida es muy dura, muy competente y muy esquiva.
¿Cómo se lleva el centro con las nuevas tecnologías?
Bien, se utilizan mucho. El centro, con esta reforma que hicimos, una de las cosas que hicimos fue informatizar todas las aulas. Todas las aulas tienen Internet. Aquí las nuevas tecnologías ya son como el bolígrafo. Siempre fuimos muy abiertos a esas cosas. También todo depende de los padres. Si un padre enseña a su hijo a manejar la tecnología con criterio, bien. Y lo pude usar para entretenerse. Ahora claro, si hay padres que no se preocupan absolutamente de nada pasará lo de siempre.
¿Es importante que los padres sepan utilizar las nuevas tecnologías con sus hijos?
Y que se preocupen del tema. Aquí, un 90% de los padres tienen correo electrónico. Nosotros informamos por correo a los padres sobre el rendimiento de sus hijos cada trimestre.
¿Cuándo comenzó esa iniciativa?
Hace unos 8 años.
¿Y qué balance hace de la misma?
Muy positivo. Yo uso mucho esos informes. Los niños tienen una trayectoria en el centro, no son alumnos diferentes todos los cursos. Tienen un histórico.
En los últimos años se ha concienciado mucho sobre el acoso escolar, cosa que antes no era un tema que preocupase al conjunto de la comunidad educativa.
No había mentalidad, era un poco selvático.
¿Tuvieron ustedes algún caso?
Siendo yo director -y llevo ya 20 años- solamente intervine en un caso… Creo que dos. Pero no eran casos de acoso escolar, eran casos de uso indebido de Facebook en relación con los profesores.
¿Qué importancia le otorga a la lucha contra el acoso escolar?
Con el acoso escolar corremos un riesgo: una cosa es una broma puntual y otra es un acoso sistemático. Y las consecuencias son impredecibles. hay que intervenir en cuanto se sepa, porque yo no quiero ser responsable de una desgracia.
¿Les llegan protocolos desde la Administración regional o nacional sobre cómo actuar en este tipo de situaciones?
Claro. Intervienen, además. La Consejería no hace dejación de funciones. No puede tampoco. Eso tiene una repercusión, crea alarma social… No es ninguna broma.
¿Tienen alguna necesidad relativa a la financiación del instituto? ¿Necesitaría recibir más fondos o mejorar en algún aspecto?
Hombre, si me los dan, sí. Pero bueno, yo creo que el Instituto ahora en estos momentos está en un punto equilibrado y tiene recursos que -mirando por ellos- permiten un buen trabajo y una buena organización.